Ficha:
CMDC167
Autor-es:
Córdoba, Martín de (?-1476)
Título normalizado:
Jardín de nobles doncellas
Variantes título:
Jardín de las nobles doncellas (portada, Valladolid, 1500; Medina del Campo, 1543); Tratado que se intitula Jardín de nobles doncellas (íncipit, Valladolid, 1500; Medina del Campo, 1542); Aquí pongo fin, muy preclaríssima princesa, a este tratado intitulado Jardín de nobles doncellas (éxplicit, Valladolid, 1500; Medina del Campo, 1542)
Destinatario:
Isabel la Católica
Fecha composición:
19/09/1468-19/10/1469
Testimonios impresos:
Dos impresos: 1) Valladolid: Juan de Burgos, 1500, 11 de noviembre; 2) [Medina del Campo]: [Pedro de Castro], 1542, 20 de julio [a costa de Juan de Espinosa].
Formato:
Cuarto
Repertorios:
Alcocer. Valladolid, n. 22
En línea: ISTC im00315000; GW M21327; PhiloBiblon BETA texid 2800 manid 3345

Ejemplares:
Nueva York. HSA: Inc 83

Facsímiles:
Transcripción e introducción de Padre Felix García, Toledo, Imp. Rafael Gómez Menor, Joyas Bibliográficas, Col. Serie Principal, 1953.

Paratextos socioliterarios:
Tras la tabla inicial, se incorpora el proemio del autor que, en tono propagandístico, se dirige a la princesa Isabel, futura Isabel I: “A la muy clara y sereníssima señora doña Isabel, de real simiente procreada, infanta legítima heredera de los reinos de de Castilla y León (...) que él en mí tenía por su dulce y real clemencia” (A3r-A4v).

Paratextos editoriales:
En la portada, el título xilográfico: Jardín de las nobles donzellas
Tras la portada, una tabla inicial que recoge la fragmentación en partes y los epígrafes de los distintos capítulos.
Íncipit: Tratado que se intitula Jardín de nobles donzellas (...) el rey don Juan postrimero de este nombre (A3r).
Colofón: Fue impressa la presente obra por Juan de Burgos en Valladolid a xi días del mes de noviembre del año de quinientos años. A loor y gloria de nuestro salvador y redemptor Jhesucristo y de la gloriosa virgen María. Deo gracias (H8r).

Grabados:
No incluye grabados ni marcas de impresor.

Formato:
Cuarto
Repertorios:
Pérez Pastor. Medina, n. 28
En línea: USTC 339813

Ejemplares:
Londres. BL: C.63.g.34
Madrid. BNE: R/9717
Munich. BSB: 4 H.as. 16#Beibd.5
Nueva York. HSA: HQ 1201 .M25 1542
París. BNF: RES P-R-200
Ejemplar digitalizado:
Munich MDZ: http://reader.digitale-sammlungen.de/resolve/display/bsb10159904.html

Paratextos socioliterarios:
Al igual que en el impreso de 1500, tras la tabla inicial, se incorpora el proemio del autor que, en tono propagandístico, se dirige a la princesa Isabel, futura Isabel I: “A la muy clara y sereníssima señora doña Isabel, de real simiente procreada, infanta legítima heredera de los reinos de de Castilla y León (...) que él en mí tenía por su dulce y real clemencia” (A3r-A4r).

Paratextos editoriales:
En la portada, el título: Jardín de las nobles donzellas.
Tras la portada, una tabla inicial que recoge la fragmentación en partes y los epígrafes de los distintos capítulos.
Íncipit: “Tratado que se intitula Jardín de nobles donzellas (...) el rey don Juan postrimero de este nombre” (A3r).
Colofón: A loor y gloria de nuestro señor Jesucristo y de su bendita madre. Acabose la presente obra a xx del mes de julio a costa de Juan de Espinosa, mercader de libros. Año del nascimiento de Nuestro Salvador de M y D y XLII años + Laus Deo (F8v).

Grabados:
De acuerdo con la descripción de Pérez Pastor. Medina, n. 28, la portada está compuesta por una orla formada por dos columnas a los laterales y dos piezas más, una superior y otra inferior, que incluyen la flor de lis, símbolo del impresor Pedro de Castro. El conjnunto tiene la apariencia de un frontispicio arquitectónico. En el centro se sitúa el título y, sobre él, dos figuritas factótum, una dama oliendo un ramo y un jarrón renacentista sostenido por dos putti. Al final de la edición se incluye la marca del impresor, con su flor de lis flanqueada por sus iniciales, PC. El propio Pedro de Castro usó esta misma marca en su edición de las Cincuenta bivas preguntas con otras tantas respuestas (c. 1542).

Notas:
El ejemplar de la BNE proviene de la biblioteca que el monarca Felipe IV tenía en la Torre Alta del Alcázar de Madrid. Clasificado por su bibliotecario Francisco de Rioja como perteneciente a “libros varios de diversas lenguas” en su Índice de 1637 con la signatura LLLL 14, está encuadernado a la manera característica de los fondos que ahí poseía el monarca, encuadernación en vitela con el nombre rotulado en el lomo, vid. Fernando Bouza, El libro y el cetro. La biblioteca de Felipe IV en la Torre Alta del Alcázar de Madrid, Salamanca, Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, 2005.

Materia:
Espejos de príncipes, Formación de príncipes
Edición moderna:
Ed. Padre Félix García (1953), Jardín de nobles doncellas de fray Martín de Córdoba, Madrid, Joyas Bibliográficas; ed. Padre Félix García (1956), Jardín de nobles doncellas, Madrid, Ediciones Religión y Cultura; Fray Martín de Córdoba. Jardín de nobles doncellas, Prosistas castellanos del siglo XV, t. II, Madrid, Bae CLXXI, 1964; ed. Harriet Golberg (1974), Jardín de nobles donzellas, fray Martín de Córdoba: a Critical Edition and Study, Chapel Hill, North Carolina Studies in the Romance Languages and Literatures.

Reescritura:
Sobre el autor y la datación de la obra
El Jardín de nobles doncellas es un tratado dirigido por el religioso fray Marín de Córdoba a la princesa Isabel, futura Isabel I. Sin fecha de redacción conocida, es la información vertida por el religioso a lo largo del texto, y especialmente en el proemio, la que proporciona unas claves aproximativas a la data de composición. La mención en el inicio a su hermano don Alfonso en los siguientes términos, «aunque nos devamos doler del ilustríssimo varón hermano vuestro, por quanto lo perdimos» (Valladolid, 1500, A3v), y el cierre de dicho proemio con el siguiente pasaje, «allegose a esto la gran benivolencia que ove a mi señor de gloriosa memoria, el rey don Alfonso, vuestro hermano, y la gran devoción que él en mí tenía por su dulce y real clemencia» (Valladolid, 1500, A4v), permiten situar la redacción del tratado a partir del 5 de julio de 1468, momento en que acaece este trágico suceso. Las múltiples alusiones a Isabel I bajo el término «princesa» que el autor vierte a lo largo de todo el tratado permiten afinar algo más la fecha post quem, que ubicaría la redacción a partir del 19 de septiembre de dicho año, cuando tiene lugar el Pacto de los Toros de Guisando firmado por Enrique IV donde reconoce a su hermanastra como heredera al trono y, por tanto, como princesa de Asturias, al mismo tiempo que pacta las condiciones de su matrimonio. La violación de estas condiciones impuestas que tiene lugar el 19 de octubre de 1469, cuando celebra las nupcias con el príncipe Fernando de Aragón, con la consecuente ruptura de dicho Pacto, supondría el otro dato cronológico que encuadraría la redacción del Jardín (Haro Cortés 2009a 189-190).
En cuanto al autor, fray Martín de Córdoba (ca. 1400-1476) fue un fraile agustino que ejerció como docente en las universidades de Toulouse y Salamanca. En 1451 fue nombrado vicario de la Orden de San Agustín, renunciando a incorporarse a la corte de Enrique IV y al obispado de Badajoz para dedicarse a labores intelectuales. Junto con el Jardín de nobles doncellas, se le atribuyen a su mano 10 obras más, entre las que destaca el Compendio de la fortuna dedicado a don Álvaro de Luna. La crítica es unánime al considerar que nunca llegó a conocer personalmente a ambos infantes, pero sí es clara su adhesión a los propósitos de la Liga nobiliaria encabezada por el arzobispo de Toledo Alonso de Carrillo y Juan Pacheco, marqués de Villena, quienes defendieron la ilegitimidad de la infanta doña Juana y los derechos dinásticos del infante Alfonso en primer lugar y, tras el deceso de este, de la infanta Isabel (Goldberg 1974: 36-45). Goldberg (1974: 140), a su vez, ha querido ver en el siguiente pasaje una crítica implícita a las políticas excesivamente maurofílicas de Enrique IV: «Porque no solamente rigese la república en tiempo de paz con justicia, mas aún en tiempo de guerra, por armas la defensase y aún dilatase más tierras conquistando como fizieron vuestros antecesores que conquistaron las Españas y oxearon las moscas suzias de Macometo y los persiguieron con espada fasta el reino de Granada, donde agora están por negligencia de los modernos príncipes» (Valladolid, 1500, A4v)

Contexto de recepción inicial
La ausencia del testimonio original de la obra no impide contextualizar el momento de su redacción y sus adscripciones genéricas. La obra ha sido catalogada como un «tratado formativo-educacional, un compendio de castigos ético moral y un ensayo de legitimación política que se acrisola en un espejo de princesas dirigido a la futura Isabel I» (Haro Cortés 2009a: 185). Desde el punto de vista de esta legitimación, el agustino quiere en primer lugar reclamar la figura de Isabel por encima de su sobrina Juana, mediante apelativos y epítetos como «hija legítima y progénita del clementíssimo y de resplandeciente memoria el rey don Juan» y «de real simiente procreada, infanta legítima heredera de los reinos de Castilla y de León». En segundo lugar, mediante la reivindicación del principio ideológico de que una mujer puede ceñirse la corona y gobernar, aspecto que ha llevado a algún autor a considerar el Jardín como un tratado político en el que se propone demostrar la capacidad de las mujeres para la gobernabilidad, afirmación excesivamente genérica pues se centra en exclusiva en el caso de Isabel (Soriano 1997: 1466). El atisbo de propaganda perceptible en el agustino, estrategia muy propia de los Trastámara desde los inicios de su reinado, no será sino el germen de todo el aparato legitimador impulsado por la monarca desde su coronación en 1474.
En cuanto a la línea de los espejos de princesas, desde una perspectiva educacional, la futura reina contaba con 17 años cuando el agustino le dirige la obra, y las tareas políticas en las que se había visto sumida desde 1467 no le habían concedido el tiempo suficiente para continuar con el estudio regulado, pero habría completado al menos las dos primeras etapas educativas, de carácter cortesano y que, dada su posición en la línea sucesoria, no estuvieron enfocadas a la posibilidad de reinar, sino más bien hacia un futuro matrimonio regio, vid. Nicasio Salvador Miguel, «La instrucción de Isabel la Católica: los años cruciales», Arbor. Ciencia, pensamiento y cultura, 701 (2004), pp. 107-128.
El Jardín presenta una estructura tripartita que responde a la simbología del número 3 y la Santísima Trinidad, y cada una de sus partes, con la excepción de la primera, contiene un total de 10 capítulos, número de la totalidad y la percepción y del decálogo divino. Aunque si bien se considera la obra como un espejo de princesas, la organización y el tratamiento de los distintos temas por el agustino en cada una de las partes demuestra una hibridación genérica fruto de la integración de varias tradiciones. En primer lugar, los specula principum occidentales y las características que estos textos adoptaron en el siglo XV, vid. David Nogales Rincón, «Los espejos de príncipes en Castilla (siglos XIII-XV): un modelo literario de la realeza bajomedieval», Medievalismo, 16 (2006), pp. 9-39. Estas son perceptibles en los numerosos epítetos exaltatorios dirigidos a Isabel y en la importancia que concede a la sabiduría moral para regir un reino en el proemio. Concentradas estas enseñanzas en la segunda parte, hace hincapié en la idea de reina virtuosa, centrándose en las virtudes teologales, que contrapone a los vicios (II, I-IV), si bien focalizados específicamente en los femeninos. También son visibles en la imagen teocéntrica de la monarca como representación de Dios en la tierra y la figura de la reina como cabeza del reino y su protector, además de ser dibujada como cristiana, casta y piadosa (II, V-IX). Por último, plantea tenuemente la idea de monarca justiciera (II, X).
En segundo lugar, y en la línea de la legitimación de la capacidad femenina para reinar, se sirve de algunas de las ideas desarrolladas por la Querelle de femmes. Corriente tratadística de defensa de las mujeres, tiene como uno de sus textos fundacionales La cité des dames de Christine de Pizan, y alcanza gran desarrollo en la Península en el siglo XV durante el reinado de Juan II como contestación a textos de contenido misógino y gracias a la intervención de la reina María de Aragón, vid. Ana Vargas Martínez, La Querella de las mujeres: tratados hispánicos en defensa de las mujeres (siglo XV), Madrid, Fundamentos, 2016. Encontramos algunos de los postulados de la Querelle en la primera parte de la obra (I, VIII), orientada a la rehabilitación de la figura de Eva y al cuestionamiento de algunos de los preceptos aristotélicos y, fundamentalmente, en la tercera parte, donde los seis primeros capítulos constituyen un repertorio de mujeres ilustres, más de 40, de las que destaca su sabiduría, su fuerza y constancia y especialmente su castidad, aplicada tanto a doncellas como a casadas y viudas.
En palabras de Marta Haro (2009b: 54), fray Martín de Córdoba proyecta su Jardín de nobles doncellas «como un tratado pedagógico-educacional, como un compendio de castigos morales y como un ensayo de legitimación política», que responden a la realidad y a la función de la destinataria y que literariamente se fusionan, adquiriendo forma y estructura en un espejo de princesas. No obstante, la amplia difusión de este tipo de textos, y más los regimientos de príncipes, sugiere que llegaron a interesar a grupos de naturaleza muy diferente. Esto es extrapolable a las lecturas sobre su contenido, y la recepción de sus mensajes pudo variar en función de las circunstancias políticas, culturales o sociales de sus lectores. Todo ello va a ser fundamental para entender las razones de la aparición del texto en la imprenta y su reedición muchos años después de la redacción original y en un contexto social, político y cultural completamente diferente.

Lectura de las ediciones impresas
El Jardín solamente se ha transmitido en dos ediciones impresas y, ante la ausencia del manuscrito original, se desconoce hasta qué punto los tipógrafos intervinieron en la mise en page, pero lo que sí llama la atención es la distancia cronológica de ambas ediciones entre sí y en relación con la fecha de redacción original. Es necesario destacar la total ausencia del Jardín tanto en los inventarios de Isabel la Católica, como en las partidas de libros que poseían sus cuatro hijas, muchos de ellos donaciones hechas por la propia reina cuando contrajeron matrimonio y resultado del cuidado proyecto educativo que la soberana elaboró para su progenie. Elisa Ruiz, Los libros de Isabel la Católica: arquelogía de un patrimonio escrito, Salamanca, Instituto de Historia del Libro y la Lectura, 2004, a su vez también ha destacado la ausencia en los inventarios de libros dedicados a la familia real y, en especial a Isabel, que fue objeto de numerosos prólogos laudatorios en obras producidas durante su reinado. La figura, el carácter y la obra de Isabel I fueron objeto de gran exaltación tanto al final de su vida como incluso en el momento de su muerte, proponiéndola como modelo de ars moriendi. También se configuró como ejemplo político, cultural y religioso, y ejerció notable influencia como modelo personal y público. Su forma de configurarse como soberana, cuya descripción a través de los testimonios de la época coincide con los preceptos marcados por el Jardín, fue referente para educar a algunas de sus descendientes de las primeras décadas del siglo XVI, que ejercerán como regentes, pero no como reinas propietarias. También contribuyó a dibujar esta idealización de su católica majestad el Carro de las donas, una obra que gozó de éxito continuado como definitoria del modelo de mujer. Compuesta inicialmente por Francesc Eiximenis, cuya circulación en una traducción castellana ya había tenido lugar en el siglo XV (una de sus copias estuvo en manos de la propia Isabel), su anónimo adaptador, autor de la versión impresa, interpoló en el libro II, dedicado al matrimonio, tres capítulos destinados a ofrecer una breve biografía y prosopografía ejemplarizante de Isabel I, así como una transcripción de lo que él dice ser su testamento, vid. https://comedic.unizar.es/index/read/id/252.
En relación con las ediciones impresas, aunque solo dos se han conservado, la obra tuvo que tener cierta circulación, al menos durante la primera mitad del Quinientos, lo que implica presuponer la existencia de más ediciones no conservadas. La ausencia del Jardín de los inventarios de las hijas de Isabel I, aunque estos no constituyen inventarios de bibliotecas en sí sino una breve relación de las obras que su madre les entregó, podría ser indicativo de que la obra realmente no tuvo gran trascendencia para la soberana, que concedió más importancia al cuidado del alma y la faceta espiritual de unas hijas que, según apuntaba al principio el devenir histórico, no iban a ser reinas propietarias. No obstante, y tal y como muestran los testimonios de lectura, en la biblioteca de Felipe IV, de carácter utilitario, se conservaba un ejemplar de la edición de 1542, pequeño indicio de que igual sí que tuvo más importancia de la esperada.
Desde el punto de vista del contenido, y en la línea de las posibles lectoras, más allá de la intención propagandística legitimadora del agustino, poco o nada se menciona del aspecto legislador, dejando el tratado como un conjunto de directrices sobre cómo debe configurarse una mujer ideal. A partir del siglo XVI, el discurso positivo que había mostrado gran parte de la Querelle des femmes cambió de directrices para potenciar una inferioridad de la mujer, que aun presente, se había intentado suavizar. Esto confluyó en la elaboración de una «biblioteca ideal» conformada por los libros de horas, los salterios, los flores sanctorum y los espejos morales. En relación con estos últimos, destinados a finales del siglo XV a personajes de la aristocracia y la realeza, en un principio el público al que iban dirigidos estaba muy delimitado, puesto que aspectos como la conducción del estado, la educación del cortesano y los ejercicios de la princesa eran inquietudes destinadas a las capas más altas que, desde el punto de vista de la mujer, eran las alfabetizadas y pudieron desempeñar un papel más activo en el gobierno de sus casas. Con el incremento progresivo de la tasa de alfabetización femenina a ciertos sectores sociales, como el del comercio, y gracias a la labor difusora de la imprenta, la incorporación de figuras notables en la dedicatoria, como es el caso de Isabel I, dejaría de restringir su recepción a un público noble y culto para convertirse en un reclamo editorial en títulos de cuyas enseñanzas podían beneficiarse otras lectoras independientemente de su condición social, vid. Nieves Baranda, Cortejo de lo prohibido: Lectoras y escritoras en la España moderna, Madrid, Arco Libros, 2005.
El Jardín convivió con un abundante listado de títulos que trataron la educación de la mujer en el Renacimiento, entre los cuales pueden destacarse, pertenecientes a la primera mitad de la centuria, De cómo ordenar y ocupar el tiempo (Hernando de Talavera, ca. 1496), De institutione feminae christianae (Luis Vives, 1524) traducido poco después, o la traducción castellana impresa del Llibre de les dones (1542) de Eiximenis, vid. María Cecilia Trujillo Maza, La representación de la lectura femenina en el siglo XVI, tesis doctoral, Barcelona, Universitat Autònoma de Barcelona, 2009, pp. 146-226. En conjunto, presentan una serie de directrices comunes, como es la relevancia de la virtud moral, condición primordial que fray Martín de Córdoba le destaca a Isabel I, y hacen especial hincapié en la idea del matrimonio, puesto que la imagen de la mujer como madre y esposa desempeñó una función especial en los nuevos esquemas sociales. El Jardín entroncaría con el conjunto de títulos que orientan el contenido hacia la reflexión sobre el matrimonio junto a la obra de Vives o la más tardía La perfecta casada de fray Luis de León. Para el agustino el matrimonio es primordial como sacramento directamente vinculado a la mujer y como modo de perpetuar el linaje en el caso de la futura soberana (Haro Cortés 2009a). Así lo afirma en el proemio y lo enfatiza en algunos capítulos de la primera parte (III, VI). Al matrimonio en estos tratados quinientistas se le atribuye la idea de mujer casta, vergonzosa y fiel al marido, cualidades positivas que en el Jardín deben poseer las mujeres (segunda parte, I, II, III y tercera parte, VIII, IX y X, específicamente en los estatutos de los romanos, los proverbios de Salomón y las opiniones de diversos doctores de la Iglesia), a las que se añaden los ejemplos de mujeres virtuosas casadas y viudas que el autor expone específicamente en los capítulos V y VI de la tercera parte.

Testimonios de lectura:
Impresores
En la relación de obras que el librero Sebastián de Villalón (1543) adquiere del mercader Andrés de Segovia en 1543 figura un Jardín de las doncellas, que podría referirse al impreso medinés. En el inventario de la librería de Juan de Cánova en 1569 aparece registrado “un xardín de doncellas”; vid. Vicente Bécares Botas, Librerías salmantinas del siglo XVI, Burgos, Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Caja Segovia, 2007, p. 67 y p. 167.

Poseedores nobiliarios y regios
El ejemplar de la edición medinense de 1542 perteneciente a los fondos de la BNE proviene de la biblioteca de la Torre Alta del Alcázar, biblioteca de claro carácter utilitario que fue frecuentada asiduamente por el propio monarca Felipe IV y fue utilizada para la educación del príncipe Baltasar Carlos. Se recoge en el índice elaborado por el bibliotecario Francisco de Rioja en 1637 y, en cuanto a la procedencia de sus fondos, estos provenían de regalos y de fondos de otras bibliotecas particulares o de la mano de los propios autores, pero no parece que se hubiese nutrido de la biblioteca de su abuelo, depositada en el monasterio de San Lorenzo del Escorial, ni de la de su padre, entregada al convento madrileño de San Gil de los franciscanos descalzos, dificultando así la identidicación de la procedencia del ejemplar del Jardín, vid. Fernando Bouza, El libro y el cetro. La biblioteca de Felipe IV en la Torre Alta del Alcázar de Madrid, Salamanca, Instituto de Historia del Libro, 2005, p. 470.

Otros poseedores
Aparece en el inventario de los libros de Leonor Álvarez, esposa de Fernando de Rojas, Toledo, 1546, vid. S. Gilman, La España de Fernando de Rojas. Panorama intelectual y social de La Celestina, Madrid, Taurus, 1972, p. 439. Un ejemplar de 1542 aparece registrado en el inventario de Johann Jakob Fugger; vid. Karl L. Selig,"A German Collection of Spanish Books", Bibliothèque d'Humanisme et Renaissance, 19.1 (1957), n. 129.

Bibliografía:
Campo del Pozo, Fernando (2004), «Isabel la Católica, fiel hija de la Iglesia, y la hispanidad», Estudio Agustiniano, 39, pp. 535-577; Codet, Cécile (2015): «Définir les vertus d’une reine : des miroirs pour Isabelle Ière de Castille», e-Spania, OpenEdition, 22 (https://journals.openedition.org/e-spania/24924); Haro Cortés, Marta (2009a), «Matrimonio como deber y castidad como virtud en la reina: el Jardín de nobles doncellas de Fray Martín de Córdoba», en Antonio Chas Aguión y Cleofé Tato (eds.), «Siempre soy quien ser solía»: estudios de literatura española medieval en homenaje a Carmen Parrilla, A Coruña, Universidade da Coruña-Servizo de Publicacións, pp. 185-203; Haro Cortés, Marta (2009b), «Mujer, corona y poder en un espejo de princesas: el Jardín de nobles doncellas de fray Martín de Córdoba», en María Pilar Celma Valero y Mercedes Rodríguez Pequeño (eds.), Vivir al margen: mujer, poder e institución literaria, Burgos, Junta de Castilla y León; Universidad de Valladolid, pp. 43-57; Lorenzo Arribas, Josemi (2000), «Del Jardín del Edén al Jardín de nobles donzellas: ideología y sometimiento en el siglo XV», en Mujer, ideología y población: II Jornadas de roles sexuales y de género, Madrid, 13 al 16 de noviembre de 1995, Madrid, Ediciones Clásicas, pp. 239-268; Narro Sánchez, Ángel (2012); «Tradición clásica en el Jardín de nobles donzellas de Fray Martín alonso de córdoba», Calamus Renascens, 13, pp. 53-73; Regalado del Valle, Vanesa (2019), «El Tratado Jardín de Nobles Doncellas y su influencia en la personalidad de Isabel la Católica», DIGILEC: Revista Internacional de Lenguas y Culturas, 6, pp. 1-13; Sánchez Dueñas, Blas (2001), «Una particular visión de la mujer en el siglo XV: Jardín de nobles doncellas de fray Martín de Córdoba», Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, 141, pp. 291-299; Soriano, Catherine (1997), «Conveniencia política y tópico literario en el Jardín de nobles doncellas (1468?) de fray Martín Alonso de Córdoba», en José Manuel Lucía Megías (ed.), Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Alcalá de Henares, 12-16 de septiembre de 1995), Alcalá de Henares, Servicio de Publicaciones, Universidad de Alcalá, pp. 1457-1466.

Responsable:
Nuria Aranda
Revisión:
Grupo Clarisel
Fecha de publicación:
2022-09-30
Fecha de última modificación:
2022-09-30
DOI:
https://doi.org/10.26754/uz_comedic/comedic_CMDC167
Cómo citar:
Aranda, Nuria, "Córdoba, Martín de, Jardín de nobles doncellas”, en Comedic: Catálogo de obras medievales impresas en castellano hasta 1600, Zaragoza (España), ISSN 2530-1985 [en línea]. Publicación: 30-09-2022, DOI: https://doi.org/10.26754/uz_comedic/comedic_CMDC167, [Consulta: dd-mm-aaaa].
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